viernes, 30 de noviembre de 2018

El corazón de Nicole




El corazón de Nicole
A Nicole Valentina Cedeño, la niña que sueña con el corazón.

            Aquella noche, Nicole se fue a la cama luego de recibir el acostumbrado y fortalecedor abrazo de sus padres, muy feliz de haber hecho sus tareas, jugar con su hermana y haber comido su cena favorita.
Sin embargo, al apagarse la luz, súbitamente una inquietud se apoderó de su mente:
¡Mañana es la graduación de mi hermanita y el compartir de despedida de mi maestra! ¿Cómo haré para estar en los dos lugares?
            Así empezó a cavilar, mientras su corazón palpitaba de alegría al recordar que al día siguiente tendría gratos momentos para disfrutar y sonreír.
            Se levantó con rapidez de la cama y fue a preguntarle a sus padres cómo harían para llevarla a la graduación y al compartir.
            Sus padres suspiraron y sonrieron ante aquel inquietante dilema e iniciaron una agradable conversación con su hija para guiarla a tomar una decisión.
          ─A ver, Nicole, como ambos eventos serán a la misma hora, tenemos que hacerte una difícil pregunta: ¿A cuál de los dos quieres que te llevemos? ─le dijeron sus padres cariñosamente.
            De nuevo, el corazón de la niña comenzó a latir, y casi en un musitar, respondió:
Mami, papi, quiero estar en los dos lugares.        
              ─Hija, sabemos que eso es lo que anhela tu corazón, pero ya te explicamos que eso no es posible ─dijo su padre con dulzura.
              ─Mi niña, en la vida estamos tomando decisiones de manera constante, algunas más sencillas, otras más complejas, como la que tienes hoy ─expresó su madre.
              ─¿Cómo es eso, mami? ─interrogó la niña con interés.
             ─Si te doy a escoger entre un helado de chocolate y otro de vainilla, ¿cuál elegirías? ─prosiguió la madre.
              ─¡Chocolate, mami! ─exclamó la niña sin pensarlo.
            ─Ves, mi niña. Esta fue una decisión fácil, porque te gusta más el chocolate. Ya habrá otro momento en que puedas probar el de vainilla.
            ─¡Sí, mami!
         ─Ahora bien ─intervino el padre─ una decisión compleja es como la que tienes en este momento. Quieres asistir a la graduación de tu hermanita y también al compartir de despedida de tu maestra. Ambos momentos son muy importantes para ti, pero tienes que elegir uno de los dos.
         ─¡Ahora sí entiendo, papi! ─afirmó Nicole con alborozo─ pero sigo sin saber qué hacer… quiero estar en los dos ─manifestó, mientras un dejo de nostalgia se dibujaba en su rostro.
          ─Haz algo, hija: ve a dormir, y ya descansada, podrás escuchar tu corazón ─señaló su padre.
         ─Está bien. Bendición, papi. Bendición, mami ─y con estas palabras, se fue a la cama y, abrazada a su querido peluche, se quedó dormida.  
El sueño de Nicole.
            Un hermoso ángel condujo a la niña a mirar dos maravillosas cascadas, ante las cuales quedó tan impresionada, que le preguntó al querubín si podía sumergirse en ellas para divertirse como en un tobogán.  
De inmediato, ante la afirmativa respuesta del ángel, la niña se adentró en aquellas aguas cristalinas, y con mucho júbilo, se pasaba de una cascada a otra, tratando de descifrar en cuál de las dos se sentía mejor, hasta que se dio cuenta que la sensación de paz, regocijo y armonía interior que le generaban ambas caídas de diáfanas aguas, era la misma.
De repente, Nicole se detuvo en el centro de ellas y, poco a poco, las dos cascadas se fusionaron en una sola, mientras la bañaban plácidamente; al tiempo que unas luces multicolores emergían de aquellas magníficas aguas e impregnaban su cuerpo de chispitas de colores.
En ese instante, se escuchó la voz del ángel: ─Nicole, las alas de tu corazón llevarán todo tu amor a tu hermana o a tu maestra, así no estés presente, por lo que toma la decisión que te haga sentir como ese baño de agua y luz que acabas de recibir.
Así, esta dulce voz se fue mezclando con las voces de sus padres:
          ─¡Hija, buenos días! ¡Es hora de levantarse!
          ─Buenos días, mami, papi ─contestó muy somnolienta.
          ─¿Cómo amaneciste, hija?
          ─Bien, mami. Con mucho sueño ─asintió aún adormecida.
         ─A ver, ¿y a qué lugar te llevaremos? ─interrogó el padre.
Nicole se sentó en su cama, hizo un breve silencio y exclamó:
¡Iré al compartir!
         ─Muy bien, hija, ¿y puedes decirnos por qué decidiste el compartir? ─preguntó la madre.
         ─Porque no veré más a mi maestra y quiero despedirme de ella.
Y casi en un susurro, agregó: ─La quiero mucho; para mí, ella es insustituible.
            ─En cambio, el acto de mi hermanita puede grabarse y, cuando regresemos a casa, podré verlo. Y aunque no esté presente, mi corazón estará allí, porque el amor que siento por mi hermana es inmenso como el universo.
            ─Entendemos, Nicole, sabemos del amor tan grande que sientes por tu hermana, pero también queremos que te sientas bien con tu decisión –precisó la madre.
            ─Hija, también es importante recordar que la vida es muy dinámica, por lo que no sabemos si más adelante vuelvas a encontrarte con tu maestra, así sea para que se den un abrazo ─aclaró el padre.
         ─¡Sí! ¡Papi, mami, los amo mucho! ─exclamó Nicole, mientras la familia reía y abrazaba a la niña, a la par que un círculo chispeante de colores los circundaba con intermitencia.


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