martes, 21 de agosto de 2018

El silencio de Camila (Cuento)



EL SILENCIO DE CAMILA
A Anna Camila Ch, la niña que volará muy alto.

Aquella tarde, Camila, una niña muy inteligente y despierta, llegó muy abstraída del colegio. Mientras merendaba, no dejaba de pensar en aquella frase aterradora expresada por su maestra:
¡Mañana llegaré cortando rabo y oreja!
        Tal pronunciamiento la había dejado inmóvil en el pupitre, ajena al resto de las    palabras que decía su maestra. En su cabeza solo hubo un pensamiento:
¡Quedaré como un rabipelado!
De inmediato, empezó a imaginarse cómo haría si se quedaba sin orejas, cómo escucharía a su mamá, a su abuela, a su papá, a sus amigos. ¿Y dónde se colgaría los zarcillos? ¡Y sin rabo! ¡Cómo haría para ir al baño! Así estuvo, hasta que el sonido del timbre la despabiló.
Mientras meditaba sobre lo sucedido, su madre suspicaz la miró e interrogó : - ¿Cómo te fue en el colegio?
Bien  musitó la niña.
¿Bien?, ¿solo eso? , le espetó la madre.
Sí, solo eso, mamá. 
Era habitual que Camila narrara ciertas anécdotas sucedidas en su colegio, por lo que esta actitud silenciosa era bastante extraña. No obstante, su madre no quiso insistir con más preguntas y consideró que lo mejor era respetarle el silencio a su hija.
Ya mañana habrá tiempo para conversar con ella durante el desayuno pensó la madre.
Llegó la hora de dormir y Camila se fue a la cama pensando en cómo haría para no ir al colegio al día siguiente: ¿Y si le digo a mamá que amanecí con un fuerte dolor de barriga?, o mejor, ¡tengo fiebre, mamá! Pero… ¿y si me toma la temperatura y llama al doctor para que me inyecte?
Estos pensamientos bamboleaban en su mente hasta que se quedó dormida.
Al sonido de la alarma, la madre llamó a su hija: ¡Buenos días, Cami, es hora de levantarse!
Tras el llamado, la niña se aferró a su cobija, se cubrió hasta la cabeza y le dijo a su mamá que no quería ir al colegio. 
Pero, ¿qué es lo que pasa, hija? interrogó la madre, al tiempo que se sentaba en la cama, al lado de la niña.
Poco a poco, Camila fue asomando su rostro, hasta que soltó el llanto y dijo:
Mamá, es que si voy al colegio, llegaré a casa convertida en un rabipelado.
¿Cómo es eso, Camila? ¿De dónde sacaste esa idea? le preguntó la mamá muy asombrada.
La niña le contó lo que había dicho su maestra, imitándola muy bien:  
¡Mañana llegaré cortando rabo y oreja!
          Y así le refirió el motivo de no querer ir al colegio. Su madre, ya tranquila y muy sonreída le aclaró que dicha frase es muy utilizada por los adultos, pero en sentido metafórico; la maestra solo quiso decir que llegaría muy exigente con todos los niños, para así motivarlos a estudiar más en casa.
¡En serio, mamá! Y con una gran sonrisa y una de sus manitos puesta en el corazón, continuó: - Ah, gracias mamá, por explicarme. Entonces, ahora sí quiero ir al cole.
De esta manera, Camila se levantó muy feliz para ir a su colegio y, mientras desayunaba, su madre la miraba con dulzura.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Luna de otoño

  Luna de otoño Esa mañana de otoño se entregó con vehemencia a la lectura de aquel libro, del que estaba segura le daría pistas sobre aqu...