lunes, 13 de agosto de 2018

CUADRO III ¡Ave María Purísima!




CUADRO III
¡Ave María Purísima!  

      Una mañana el pueblo amaneció estropeado luego de una noche de parranda. Pero la desaparición del perro Tulio y el gato Pito, las mascotas más queridas de los habitantes, les había arruinado aquel amanecer.
      Los vecinos, entre murmuraciones y lamentos, expresaban su preocupación por tales ausencias.
Ángela, mujer sabia y muy respetada en el pueblo, los llamó a todos para conocer el paradero de Tulio y Pito. Cuando se disponían a discutir sobre el asunto, se escucharon las campanas de la iglesia. Un escalofrío invadió el ambiente.
─¡Ave María Purísima! era la frase común, principalmente en boca de las mujeres. Algunos se persignaron; otros se arrodillaron; otros precavidos sacaron sus escapularios de los bolsillos.
De repente, los pasos de una figura negra se acercaban a ellos. Era el padre de la iglesia, quien paso a paso se abría entre la multitud.
Ambos han muerto –dijo solemnemente.
Se hizo un insoportable silencio.


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